"Uno de los pornos más antiguos que se conservan aparentemente está en poder de un coleccionista español es un cortometraje llamado enigmáticamente El Satario, que fue rodado cerca de 1915 en las riberas de Quilmes."
La nota completa la podés leer en http://www.pagina12web.com.ar/suplementos/radar/vernota.php?id_nota=1883&sec=9&fecha=2004-12-12
La argentinidad al palo
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Por Hernán Ferreirós
El mito más persistente de la argentinidad es que los argentinos hemos sido, siempre con la tragedia de lo efímero sobre los hombros, los primeros, los mejores del mundo en las áreas más diversas. Si esto es verificable en el terreno económico, el intelectual o, incluso, el deportivo, es materia de debate. Pero es irrefutable en el porno. Según el historiador del género Ariel Testori y, también, según el libro clásico Hardcore. Power, pleasure and the frenzy of the visible de la teórica feminista Linda Williams y el archivo fílmico online IMDB.com, uno de los pornos más antiguos que se conservan aparentemente está en poder de un coleccionista español es un cortometraje llamado enigmáticamente El Satario, que fue rodado cerca de 1915 en las riberas de Quilmes. Es probable que el título sea una mala transcripción de El Sátiro aclara Testori, dado que la película muestra a tres ninfas teniendo sexo al aire libre con un fauno.
Esta película, y muchas otras realizadas por la misma época en Buenos Aires y Rosario, no estaba destinada al consumo local, ni al popular. En ese momento, el porno era un entretenimiento sofisticado para el disfrute de la clase acomodada del viejo continente. Según Testori, las compañías Pathé y Gaumont, pioneras del cinematógrafo, en un impulso globalizador precoz, derivaron la producción de porno a nuestro país, acaso porque la moral y las leyes europeas quedaban lejos o porque, debido a las corrientes inmigratorias de fines del XIX, las argentinas podían lucir como francesas y cobrar como argentinas. Cualesquiera que fueran las razones, lo cierto es que, entre 1910 y 1920, nuestro país fue la primera potencia porno del mundo.
"Subgénero porno del manga, el yaoi está hecho por y para mujeres. Sus protagonistas son varones guapos y ardientes que se buscan y terminan enredados entre las sábanas."
http://www.pagina12web.com.ar/suplementos/radar/vernota.php?id_nota=1923&sec=9
Más info en: http://www.sanluisgonzaga.edu.ar/na/profesores/Manga/generosdelmanga.htm
http://personales.ciudad.com.ar/novason1c/definici.htm
El manga que calienta a las chicas
Los chicos con los chicos
Subgénero porno del manga, el yaoi está hecho por y para mujeres. Sus protagonistas son varones guapos y ardientes que se buscan y terminan enredados entre las sábanas.
Por Fiona Ng (Nota completa en http://www.pagina12web.com.ar/suplementos/radar/vernota.php?id_nota=1923&sec=9)
Vieja fanática de la serie de animación para adolescentes Sailor Moon, la ilustradora conocida bajo el seudónimo de Pluto tiene una nueva pasión: ahora se pasa el día dibujando muchachitos alzados que se buscan, se persiguen e invariablemente terminan acostándose juntos. Ultimamente ha estado trabajando con una amiga en una historieta, Embotellados, cuyo argumento involucra a un desdichado galán que pide ayuda a un espíritu masculino para resolver un problemita de rendimiento. A modo de tratamiento, el espíritu le desabrocha el pantalón, se pone de rodillas e inicia a nuestro joven héroe en un camino de placer hasta entonces desconocido.
El yaoi, pues, supone un tipo particular de castidad. A las mujeres les gusta porque no tienen que preocuparse por nada de lo que puedan hacerles, dice Linda Williams, directora de Estudios de Cine de Berkeley, California, y editora de la revista Porn Studies. Se supone que las mujeres son sensibles a cualquier abuso contra la anatomía femenina, aun cuando pueda resultar excitante. Mirar historias eróticas protagonizadas por hombres te libera de todo eso.En Japón, el yaoi ha sido durante mucho tiempo un emprendimiento genuino, dotado de sus propios autores, sus best sellers y sus ritos de firma de ejemplares en librerías. A esta altura, en los Estados Unidos ya es un culto perfectamente reconocido. Aunque cada vez son más las mujeres que confiesan en voz alta su gusto por la pornografía gay masculina, la idea sigue siendo desproporcionadamente transgresora. Algunas mujeres se sienten avergonzadas de disfrutar de algo extremadamente sexual, dice Owens. Y encima se trata de algo entre dos hombres, para no hablar de que son hombres que están ahí sólo para hacer gozar a mujeres.